La fórmula de puntuación de Altman Z

El puntaje Z de Altman se utiliza para predecir la probabilidad de que un negocio vaya a la quiebra en los próximos dos años. La fórmula se basa en la información que figura en la cuenta de resultados y el balance de una organización; como tal, puede derivarse fácilmente de la información comúnmente disponible. La puntuación Z se basa en la liquidez, la rentabilidad, la solvencia, la actividad de ventas y el apalancamiento del negocio en cuestión. Dada la facilidad con que se puede encontrar la información requerida, la puntuación Z es una medida útil para una persona ajena a la empresa que tiene acceso a los estados financieros de la misma. En su forma original, la fórmula de la puntuación Z es la siguiente:

Z = 1,2A x 1,4B x 3,3C x 0,6D x 0,99E

Las letras de la fórmula designan las siguientes medidas:

A = Capital de trabajo / Total de activos [ Mide la cantidad relativa de activos líquidos]

B = Ganancias retenidas / Activos totales [Determina la rentabilidad acumulada]

C = Ganancias antes de intereses e impuestos / Activos totales [mide las ganancias lejos de los efectos de los impuestos y el apalancamiento].

D = Valor de mercado del capital social / Valor contable del pasivo total [incorpora los efectos de la disminución del valor de mercado de las acciones de una empresa].

E = Ventas / Total de activos [mide la rotación de activos]

Una puntuación Z superior a 2,99 significa que la entidad que se está midiendo está a salvo de la quiebra. Una puntuación inferior a 1,81 significa que una empresa corre un riesgo considerable de quebrar, mientras que las puntuaciones intermedias deben considerarse una señal de alerta de posibles problemas. El modelo ha demostrado ser razonablemente preciso para predecir la futura quiebra de las entidades analizadas.

Este sistema de puntuación fue diseñado originalmente para empresas manufactureras con activos de 1 millón de dólares o más. Dada la naturaleza específica del modelo, desde entonces se ha modificado para que sea aplicable a otros tipos de organizaciones.

Este enfoque para evaluar las organizaciones es mejor que el uso de una sola relación, ya que reúne los efectos de múltiples elementos: activos, beneficios y valor de mercado. Como tal, es el que más comúnmente utilizan los acreedores y prestamistas para determinar el riesgo asociado a la concesión de fondos a clientes y prestatarios.

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