Las leyes antimonopolio protegen a los consumidores de las prácticas comerciales depredadoras que de otro modo podrían surgir en entornos comerciales monopolísticos u oligopólicos donde los mercados están dominados por un pequeño número de empresas. Los estatutos abordan cuestiones como la fijación de precios, la manipulación de licitaciones y los mercados protegidos, con el objetivo general de crear un entorno empresarial justo y competitivo. Las tres principales leyes antimonopolio, todas promulgadas por el gobierno federal, son:
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La Ley Clayton Antimonopolio de 1914
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La Ley de la Comisión Federal de Comercio de 1914
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La Ley Sherman Antimonopolio de 1890